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Mostrando entradas de julio, 2024

Like ever!

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Tres llamadas a deshora una noche cualquiera. Tres razones para no cogerle el teléfono. La primera: no quiero volver a sentirme como me hizo sentir él. Como si yo fuera una fan y él una estrella. Él siendo mi todo y yo solo una más, un pasatiempo, una opción pero nunca una prioridad. Insuficiente, subordinada, obsesionada. La segunda: cuando me eche de menos, que vaya y abrace a la persona por la que me cambió. Que, por otra parte, se merece mucho más que a alguien como él. Puede que nunca me cayera bien, pero la sororidad perdida la he recuperado para darme cuenta de que ella nunca tuvo la culpa. Y la tercera: porque NI DE COÑA. A mí no me trancas más en una como esa. Yo merezco que me quieran en voz alta, y no a las once de la noche de un miércoles cualquiera. No soy el plan cuando está aburrido o arrepentido.

Getaway car

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Un día dejó de querer verme. Cada vez era una excusa diferente, más vaga y menos creíble. Las llamadas se fueron espaciando, y su comportamiento también cambió. Un día me trataba bien, al siguiente me ignoraba. Otro, despreciaba lo que conseguía delante de él dándose la vuelta y celebrando a cualquier desconocido antes que a mí. Seguía queriendo algo de mí, claro, y dejando que me hiciera ilusiones con escapadas de fin de semana o cosas pendientes que hacer juntos. Pero no concretaba nunca la fecha de esos planes. Hasta que en uno de esos días, llenos de silencios e ilusiones vacías, lo supe con un par de gestos. Le tocó la cara. No a mí, por supuesto. Le tocó la cara y vi en ese simple gesto la intimidad que no había tenido conmigo en meses, la que escondía solo para los momentos en que estábamos juntos y ocultos a la vista de todos. No me hizo falta ver más, porque en ese instante algo me dijo que ya estaba hecho. Que yo volvía a ser suplente en ese banquillo donde nunca se me llamab...

I cannot be your friend

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Estamos en la terminal de llegadas de un aeropuerto cualquiera de una ciudad cualquiera. Llega una media de diez vuelos a la hora, lo que hace una media de mil personas saliendo cada hora de una puerta que es un umbral a muchos mundos. Gente que vuelve, gente que llega, gente que ríe, que llora, que viene contenta o que trae a la espalda el peso de una mala noticia. Por esa puerta entran cada hora mil historias distintas, de todo tipo, de cualquier naturaleza, una por cada persona. Ahora, vamos a entender y sumergirnos en alguna de ellas. Pía tiene un nombre curioso, sí. Su madre tuvo un momento de inspiración en el registro y se quedó con un nombre que es un verbo referido a un pájaro o dicho de una persona, devota. Pero Pía no acaba de bajarse de un avión por nada que tenga que ver con su nombre. Pía se subió a ese avión enamorada como una idiota... y decepcionada como una persona demasiado inteligente (y con muchas expectativas). Decidió huir de su pequeño pueblo, desapareciendo por...

The Alchemy

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Esto es para ti. Sí, para ti, ese del pelito rizado que de vez en cuando se relame los labios. Para ti, que caminas como si fueras un superhéroe con el peso del mundo a los hombros y el orgullo llenándote el pecho, cual gladiador en la arena. Por favor, no me rompas el corazón. No rompas algo que está en proceso de recuperación, que todavía necesita tiempo para curarse del todo. Tú, que de vez en cuando orbitas a mi alrededor, con la aparente idea de acercarte, pero que nunca lo haces. Que sepas que siento la gravedad. Se me está haciendo muy difícil ignorarla, pero cada día me cuesta más hacer caso omiso de tu presencia. Tu presencia, que es tan potente y a la vez tan silenciosa, pero que pide a gritos que me acerque.   No sé qué es de tu vida, ni los años que has vivido, ni si tienes una cama compartida con alguien más o un corazón ya lleno. No sé si eres valiente, si te gusta el frío o si bebes cerveza. Café sí, eso seguro. Sé que te gusta el sol por el tono de tu piel, y tambié...

La primera casa después del bosque

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O la última casa antes del bosque.  Me da por pensar en esa última guarida de luz antes del espesor de los árboles. En ese refugio seguro antes de la oscuridad envolvente. En el silencio a un lado de la pared, mientras que al otro se esconde la vida, cobijada en una chimenea llena de leña seca, con un fuego seguro. El lugar del que huyen los monstruos, y que protege al inocente de lo que la espesura trae consigo.  ¿Qué habrá en esa casa, en esa cabaña con una luz en la ventana? ¿El leñador o la bruja?  ¿Salvación o infierno? ¿Tranquilidad o inquietud? Stephen King nos ha enseñado a temer esa casa que asoma entre los árboles, al borde mismo del camino, donde se puede esconder el cruel demonio o el ángel más inesperado. Y también, ¿qué habrá más allá de esas paredes? ¿Qué habrán visto esos muros? ¿Quién habrá olido el humo de esa chimenea? La próxima vez que cruces un bosque, o incluso una carretera solitaria, fíjate en esa primera casa después del bosque. O en la última an...

Los recuerdos de mi padre

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Los mejores recuerdos que tengo de mi padre huelen a verano. A la sal de la piscina de El Pris, cuando me acompañaba hasta el muro para que aprendiera a nadar; a los partidos del mundial en la radio mientras yo me mareaba en el asiento de atrás de aquel Ford Fiesta plata; a la mercromina que me tuve que poner en la rodilla una vez que tropecé con una piedra enorme por ir corriendo a buscarlo. A la música de las cintas de Manolo Escobar y al peluche que llamaba Saturnino, y que ahí sigue, entre sus cosas, que ahora habrá que recoger y guardar. Al bigote blanco de espuma de cerveza, y al olor a humo de las chuletadas en casa de mi tía. Mi padre viajó, comió, bebió, vivió. En pasado. Y quizá es lo difícil: aceptar que mi padre es pasado, que ya no veré aparecer su coche por la esquina de la calle y que no me llamará para que le ayude con el móvil. Tampoco volveré a regalarle perfumes, ni tendré a quién preguntar cuando no sepa qué hacer con mi coche. Ya no abriré la puerta y estará sentad...